Esta historia fue la segunda idea que
tuve para mi blog, pero cada vez me planeaba a escribirla otra idea venía, otra
historia y nunca la escribía. Creo que Dios lo hizo a propósito para que yo
pudiera escribir con más convicción, porque hace unos meses experimenté algo
muy especial.
Estoy casi segura de que al leer el
título pensaste que escribiría algo acerca de mi matrimonio, ¡pero voy a hablar
de amistad! Me gusta usar este versículo en Eclesiastés 4:9-12 para hablar
sobre amistad: Más valen dos que uno,
porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay
del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en
calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos
pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! Por
supuesto que nuestro mayor y mejor amigo debe ser Jesús, porque Él es el único
que no nos defrauda, porque Él es perfecto y justo. Elegir ser amigo de Dios es
lo mejor que podemos hacer. Es una decisión que no trae arrepentimiento, ni
frustración. Sin embargo, nuestro Creador nos enseña en Su Palabra que no fuimos
hechos para vivir solos, hay muchos versículos importantes que afirman la
necesidad de compartir tiempo con los demás.
La persona más cercana a mí a quién
cuento todos mis problemas, a quién pido consejos y divido todo, es mi marido, nuestra amistad es algo muy especial
para mí, ya que en realidad ella existe. Pero también sé que necesito compartir
tiempo con otras personas para que ellas me ayuden a caminar y me corrijan
cuando sea necesario.
Pero vamos a empezar del inicio, ¿no?
Yo fui una niña muy tímida, era muy
retraída y me aislaba un montón de los otros niños, se buscaba compañía,
buscaba estar cerca de un adulto. Recuerdo muy claramente que no tenía ningún amiguito,
jugaba sola en el recreo y casi no hablaba. Mi profesora incluso llamó a mi
madre para decirle que estaba preocupada, que era una muy buena estudiante,
pero no me relacionaba con nadie en la escuela y si yo me acercaba a alguien era
a ella. No sé por qué actuaba así y no tuve ninguna amiga hasta el quinto grado
de primaria, ahí ya tenía unos 11 o 12 años. Recuerdo cada persona que llamé de
amigo. En cada etapa de mi vida, después de esta primera amiga, conocí personas
muy especiales. Con cada una viví buenos y malos momentos, hicimos cosas buenas
y cosas malas, disfrutamos de lo que para mí era "vivir la vida".
Pero yo tenía una idea equivocada acerca de la amistad. Pensé que la gente
siempre tenía que adaptarse a mí y no yo a ellas, quería tener buenos amigos,
pero no entendía que tenía que ser una buena amiga también. Tuve varios amigos
(varones) también. Amistad de verdad, de estas que incluso cuando las
circunstancias nos separan, ya que él tenía que ir a vivir a otro estado (y eso
pasó más de una vez) pasamos meses intercambiando correspondencia y manteniendo
contacto. Con el facebook todo se hizo más fácil.
Para mí todo tuvo un cambio
significativo en lo que es ser y tener amigos cuando terminé la secundaria. En
mis últimos tres años de escuela hice buenas amistades que duran hasta hoy, y
fue también durante este período que conocí a Érico, fue un momento muy
importante de mi vida, pero cuando estos mágicos tres años llegaron a su fin,
los cambios inevitables de la vida llegan. Al finalizar esta etapa de la vida
se crea nuevas expectativas de cómo será la universidad, cómo serán mis nuevos
compañeros y tantas otras cuestiones. La separación es casi inevitable. En este
mismo período, Dios me pidió otro gran cambio. Asistía y servía a Dios en la
iglesia donde estaba mi familia, he estado allí desde mi infancia. Pero el
Señor tenía otros planes para mí y me mostró claramente que debería cambiar de
iglesia. Yo sabía que sería muy difícil de la gente creer que eso era algo que
venía de Dios porque era la iglesia que era Érico estaba y todo el mundo,
incluyendo a mi madre, pensaba que este deseo provenía de mi corazón y no algo
que en realidad era dirigido por Dios. Incluso yo dudé. Hice un propósito con
mi madre, de que por un mes las dos oraríamos por este tema y veríamos lo que
Dios nos diría por separado. Si ella me dijera que NO yo me quedaría donde
estaba. Un mes más tarde, sentí el mismo llamado de cambio, faltaba ver si mi
madre había escuchado lo mismo Dios. Me dijo que se dio cuenta de que era la
voluntad de Dios y me dio su bendición para irme. ¡Qué alivio sentí! Este
cambio fue importante porque fue en esta iglesia que recibí todo mi
entrenamiento y preparación para ser misionera. Por supuesto, en ese momento yo
no pensaba que esa era la razón, pero me alegré por la oportunidad de
crecimiento espiritual, de nuevas oportunidades para servir y para aprender más
de Dios y del programa de jóvenes que tiene allí. Pero no seamos ingenuos, todo
cambio provoca un enorme estrés. Además de sufrir la presión de ingresar a la
universidad, tenía la distancia de los amigos del colegio, el cambio de
trabajo, y también el cambio de iglesia. ¡La tensión era grande! En ese momento
yo ya tenía unos 20 años, y volví a vivir durante más de un año esta etapa de mi
infancia de no tener amigos, Érico era la única persona con la que hablaba por
más de 5 minutos. Érico estaba un poco preocupado sobre ese tema y me motivó a
hacer nuevas amigas, pero yo, la timidez en persona, la isla humana, no tuve el
valor para tomar iniciativas. Entonces me dijo algo especial: ¿Por qué no oras
y pídele a Dios que te dé buenas amigas?
Me
di cuenta de que en mis muchos años de cristiana nunca había hecho tal oración.
Nunca había pedido a Dios que me diera amigos, pedía por los que consideraba
amigos, pero es diferente orar y pedirle a Dios que elija a tus amigos. La
verdad es que pensé, ¿por qué no pensé en eso antes? ¡Por supuesto que hice la
oración! Pero Érico también me advirtió que yo debería estar atenta a las
respuestas de Dios y que debería buscar personas madura de la fe para acercarme.
Él siempre me dijo que me acercara a su líder de ministerio. ¡Pero no me
atreví! Lo que hice fue ofrecerme a ayudar cuando tenía algo de tiempo libre.
Hasta que un día que ya no podía soportar la soledad de no tener amigos
sinceros con quien pudiera contar aproveché una oportunidad para hablar con
ella cuando ella se acercó a mí para darme las gracias por la ayuda que a veces
yo daba al ministerio y de frente le pedí que fuéramos amigas. Ella sonrió, me
abrazó y me dijo que sería un gusto. Pero yo pensé que era sólo simpatía y no
puse mucha fe. Hablamos un par de veces después de eso, pero nada demasiado
profundo... ¡Seguí orando y pidiendo verdaderos amigos de Dios! Con la ayuda de
Érico Dios me hizo comprender algunas cosas. Primero que debía salir de mi
cueva y tomar la iniciativa para ser más amable y no sentarme a esperar que la
gente naturalmente simpatizara conmigo. Segundo, que yo debería dar más de mí
misma para profundizar las relaciones. Y en tercer lugar que debería permitir
que el Espíritu de Dios cambiara algunas cosas en mí para ser una persona más
agradable. Me tomé unos meses para digerirlo todo. Érico siempre hablaba con
mucho cariño y admiración de su líder, que sería una amiga perfecta para mí, me
haría más como Jesús, etc, etc, etc ....
Para los últimos meses del año, la iglesia siempre
se prepara para la obra de Navidad, pero este año, el 2004 sería diferente, no
tendría la obra, pero cada ministerio tenía que preparar algo y se haría el Mes
del Arte Cristiano. Recibí de la líder del ministerio de pantomima (era la ex
líder de Érico) la invitación a participar de la obra. Acepté así de frente y
vi ahí la oportunidad de poner en práctica todas las enseñanzas que Dios me
había dado en respuesta a mi oración. Eso me cambió la vida, Dios abrió todas las
puertas para acercarnos y construir confianza entre nosotras. Descubrí la
importancia de buscar en Dios amistades sinceras y de acuerdo con Su voluntad.
El siguiente año fue el año en que nuestro pastor de jóvenes nos invitó al
entrenamiento del liderazgo, y ella y yo participaríamos del mismo ministerio.
A través de ella conocí a otra gran amiga y de ahí nació una amistad que vino del
corazón de Dios.
Me
emociona recordar todo lo que vivimos juntas. Fue algo que generó un marco en
mi vida, cambió mi visión de mí misma. Nos reuníamos todos los viernes en la
casa de una de nosotras para hacer estudios bíblicos, tiempos de oración y por
supuesto cosas chicas. Era el mejor día de la semana, lo más esperado. Con amor
siempre nos apoyamos y exhortamos. Teníamos lo cuidado y la sabiduría de
manejar nuestro tiempo juntas y de estar con otras personas. Recuerdo algo que hacíamos
a menudo, era la oración de Daniel, cada una hacia tres peticiones para orar en
la próxima semana, separábamos diferente horas del día para orar por cada petición
una de las otras. ¡Era increíble!, en una o dos semanas contábamos los
testimonios de las respuestas de Dios a nuestras oraciones. Confesábamos
nuestros pecados unas a otras y rendíamos cuentas constantemente hasta vencer
la tentación. Dios era el centro y su palabra era siempre la base de la forma
en que llevamos nuestra amistad. Cuando peleábamos (por supuesto que nos pasaba,
no somos perfectas) hacíamos todo lo posible para restaurar nuestra amistad,
pues era algo muy valioso para nosotras. Oramos juntas por nuestros futuros
maridos y por nuestros ministerios y compartíamos los mismos sueños al
respecto. Yo fui la primera en casarme del grupo. Al principio ese cambio fue
difícil porque ellas querían que yo me involucrara en el mundo de los casados
y yo no sabía cómo ser una mujer casada, jajajajaja ... la adaptación fue
difícil, pero dos años más tarde Dios escuchó nuestras oraciones, y las dos se
casaron ... y decidieron que sería en el mismo mes yo para recordarnos y celebrar
juntas la fidelidad de Dios para con nosotras. Dios respondió a nuestras
oraciones y dirigió cada una al ministerio que Él había puesto en nuestros
corazones. Una de ellas continúa en nuestra ciudad, pero en una iglesia hija apoyando
junto a su esposo el ministerio de adolescentes. La otra Dios envió a otro
estado de Brasil para servir a Dios junto a su marido en otra iglesia hija. Y
yo estoy en otro país como misionera para servir a Dios y comenzar un nuevo
trabajo. Nos separamos en el físico, pero nuestras experiencias juntas fueron
tan importantes que nos unen hasta hoy. En septiembre de 2012 se realizó una
conferencia en nuestra iglesia en Manaus, en el segundo día del evento nos
encontramos después de más de tres años sin vernos. Fue este encuentro que creo
que Dios estaba separando para que yo escribiera esta historia con más
propiedad. Era como si nunca nos hubiéramos separado, la misma confianza, el
mismo amor, la misma admiración, el mismo propósito. Fue muy especial pasar este
tiempo con ellas y averiguar que lo que Dios une el hombre no puede separar, y
Dios ha unido nuestros corazones a cultivar esa amistad que el tiempo y la
distancia no pueden destruir. Nos dimos cuenta de que Dios contestó todas las
oraciones que hicimos cuando todavía éramos solteras, cada una está exactamente
en el lugar que soñamos hace ocho años.
Yo las amo y siempre les digo que mis hijos van a saber de ellas y ruego para que
ellos tengan amistades verdaderas y sinceras, y aprendan a confiar en Dios para
escoger a sus amigos.
Después
de que vives una experiencia como esta se aprende mucho y decidí dejar que Dios
elija siempre a mis amigos... dejé que Dios hiciera los cambios necesarios en
mi carácter para ser una persona más agradable y fácil de amar. Mi marido dice
que soy una amiga incondicional, no me preocupo por las fallas que un amigo pueda
cometer conmigo, decido seguir amando y esforzándome para vivir en paz. Como sé
que el amor es una decisión y mi patrón de amor es el amor de Dios (que es
incondicional) elijo amar a mis amigos lo más que puedo, aunque no reciba lo
mismo. No voy a decir que sólo tengo 2 buenas amigas, ellas me enseñaron a ser
una buena amiga y hacer buenos amigos. Hay personas que estoy convencida de que
llegaron a mi vida como una respuesta a mis oraciones (sigo haciendo esta
oración) para tener amigos conforme el corazón de Dios. Cada uno llegó, llega y
llegará a su tiempo para ser usado por Dios para moldearme, porque... “El
hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre”. (Proverbios
27:17). Mi círculo de amigos no está completo, ya que en cada etapa y en cada
momento de mi vida Dios usa a personas distintas para que me ayuden, me
confronten y me amen. Y sé que todos serán
inolvidables y especiales, que el tiempo y la distancia no van a destruir.
Te
reto a hacer esta oración. Dejes que Dios elija a tus amistades e incluso si
las circunstancias lo separan el amor siempre existirá y las experiencias que vivieron
con Dios serán un punto de referencia y un altar de adoración a Dios en sus
vidas. Eso para mí es amistad, altares de adoración a Dios, la celebración de
su fidelidad y amor, son oportunidades para vivir bíblicamente, para bendecir y
ser bendecidos, es un bello nivel de amor y entrega. Yo no lo cambiaría por nada
y estoy agradecida a Dios por mis amigas hermanas, las amo de verdad y trato de
expresarlo siempre que puedo, orando por ellas y demostrando siempre que sea
posible.
Vea lo que la Escritura dice en Lucas
16:9 - Por eso les digo que se valgan de las riquezas
mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando éstas se acaben haya quienes
los reciban a ustedes en las viviendas eternas.
Los
amigos son regalos de Dios, son joyas preciosas. Sólo Dios conoce nuestros
corazones y nuestras necesidades, por lo que sólo Él sabe las personas que podrán
ser el papel de lija y el conforto que necesitas en esta etapa de tu vida. Permita
que Él, que es perfecto, hacer lo que es mejor para ti y en ti por su Espíritu
y por personas utilizadas por Él.
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