Esta foto fue tomada en Viña del Mar en Chile. Hacía cerca de 4
días que estábamos en Santiago (la capital de Chile) y sufriendo con un
horrible calor, como era de esperar porque estábamos en el verano, y Érico (mi esposo
y nuestro guía turístico) nos dijo para irnos a visitar esta ciudad y tomar un
baño de mar. A todos nos gustó la idea y nos vestimos como para ir a la playa.
Lo que no esperábamos es que justo ese día en la playa hice un frio de matar.
Nos reímos de la situación para no llorar. Y en este día de viaje, ¡todo lo que habíamos planeado fue
todo lo contrario!
No está mal planear, la Biblia misma
nos enseña que es importante hacer planes, pero también nos dice que los
presentemos a Dios para que los bendiga.
“Deja en manos de Dios todo lo que haces, y
tus proyectos se harán realidad. " (Proverbios 16:3).
Me gusta planear, me gusta soñar
y mejor que eso es ver todo siendo realizado. Pero si tú acompañas mis
historias te habrás dado cuenta que soy bastante terca. Tal vez por eso Dios
escogió esta metodología para santificarme, estilo TODO AL REVÉS.
No fue en todo, pero sí que en un
montón de cosas que he planeado para mí Dios cerró todas las puertas. En mi
profesión, por ejemplo, yo siempre estaba segura de las cosas que no quería
ser: doctora, enfermera (nada en el área de salud), porque no puedo ver sangre,
que me muero. Yo no quería ser abogada, porque mi padre es un abogado y tenía
una vida muy llena, no quería una vida así. No quería ser maestra porque trabajan
duro y ganan muy poco.
Mi madre me dijo para hacer
periodismo por mi amor por la lectura y la escritura (a los doce, escribí un
libro de poesía y mi padre dice que me expreso mejor por escrito que hablando).
Pero mi padre quería que una de nosotras (a mí o a una de mis hermanas) desease
estudiar derecho, pero nadie quiso. La psicología me atraía mucho y fue mi
tentativa por 5 años, pero Dios claramente me cerraba las puertas.
Cuando pregunté Su voluntad para
esa área de mi vida siempre me mostraba algo relacionado a la educación. Pero
¿por qué? ¡No quiero ser una maestra! Todos mis empleos fueron en colegios.
Cuando por fin cedí a la voluntad
de Dios, decidí hacer Español.
Una vez hablando con una amiga, ella
me dijo que si yo tenía el llamado para misiones las áreas de la salud y la educación
son las mejores para invertir, pues más fácilmente te abre puertas para la
evangelización (esto no es una regla). Estos son trabajos en los que siempre
estás en contacto con diferentes personas y tienes la oportunidad de tener
acceso a sus dificultades, y ejerce alguna autoridad. Cuando logramos sacar nuestra visa permanente aquí en el Perú (que
es una visa religiosa) recibimos un papel que nos enseñaba todos nuestros
derechos y deberes, ahora que podemos vivir aquí legalmente. Uno de estos
puntos nos informó que no puede dedicarse a cualquier profesión rentable a
menos que sea en las áreas de la salud o de la educación.
En el área ministerial, ya he
dicho varias veces que quería algo con la música y durante muchos años me
dediqué 100% a eso, y las misiones era la última cosa que esperaba para mí.
Pero llegó un momento en mi vida que estas puertas se estaban cerrando y Dios
me direccionó a otros ministerios. Tuve la oportunidad de probar de todo:
música, teatro, títeres, danza, misiones urbanas, niños, adolescentes, matrimonios
y grupos pequeños.
La verdad es que el trabajo con
las artes y la consejería por tantos años fue lo que nos hizo fácil comenzar nuestro
ministerio aquí.
Estamos apoyando a una iglesia y
las puertas se abrieron cuando preguntamos al pastor si él quería que ensayáramos
una obra para presentar a finales de año. Luego vino la invitación para apoyar
el ministerio de jóvenes (que es nuestra pasión), el discipulado (consejería),
grupos pequeños, matrimonios y este año vamos a presentar otra vez una obra
para Navidad.
Hubo otras cosas que tuve que
aprender a adaptarme porque no se procedió como yo imaginara, pero la verdad es
que si me detengo a analizar todo cooperó para mi bien. Puede no haber sido las
cosas que al principio he soñado o imaginado, pero el resultado final de todas
ellas fue el mejor.
Sé que a veces es difícil convivir
con eso. Cuando soñamos, creamos expectativas, y esperamos que las cosas salgan
según lo planeado, y cuando no salen sentimos un poco de frustración, de tristeza.
PERO NO PODEMOS VER EL FINAL DE
LAS COSAS, NO PODEMOS GARANTIZAR NADA. ¡AQUÍ ENTRA DIOS!
Puede parecer un poco radical,
pero hace unos años empecé a hacer una oración. En ella, le digo a Dios el gran
deseo que tengo de generar en Él alegría. Y ruego que Él ponga en mi corazón Sus
sueños. Cuando planeo algo lo pongo delante de Él y sin miedo le digo que puede
cambiar todo si el resultado final es Su gloria.
Dejé mis sueños y planes para
llevar a cabo la voluntad de Dios para mí en esta tierra. Es el tipo de entrega que
decidí dar a Dios. A menudo, vivo cosas que no esperaba vivir, y otras bien
opuestas a lo que yo quería para mí, pero tengo una seguridad y una convicción
en mi corazón tan grande que no se trata de mí, sino de Jesús.
Tengo mucha esperanza en la
Palabra de Dios, que Él es un Padre amoroso que mira mi corazón y realiza un
deseo. Quiero vivir todos los detalles
diseñados y soñados por aquel que murió por mí. Si todo tiene que ser al revés para
que mi carácter sea moldeado, no hay problema.
Sólito tú puedes llegar a la
conclusión de que TODO me ha cooperado. Los cambios en las áreas profesional,
ministerial y sentimental, todo se dirigió a la finalidad adecuada de estar
aquí en el campo misionero. ¡Y eso me hace sentir realizada y satisfecha!
Lo que sucede es que presentamos
nuestros planes a Dios y esperáramos que Él haga exactamente lo que queremos,
aun cuando decimos "Hágase Tu voluntad". La confirmación de esto es
que nos sentimos engañados, frustrados y, a veces enojados con Dios cuando las
cosas no salen como queremos o a nuestro tiempo. Si queremos de nuestra forma, ¿por
qué entonces oramos? Si pedimos la intervención del Señor, ¿por qué no
aceptamos Sus decisiones al respondernos?
Una vez que me di cuenta de que
yo no sé cómo tomar buenas decisiones y que Dios quiere decidir para mí y lo hace
a la perfección, fue como juntar las papas y la huancaína (¡QUÉ RICO!). Para
mí, la palabra es CONFIANZA y la actitud es de FE.
Cuando Abraham fue llamado por
Dios no tenía idea de para dónde iba. Seguramente pensó que la promesa que Dios
le había hecho de ser el padre de una gran nación iba a realizarse teniendo
varios hijos con su esposa estéril. Pero Dios le dio sólo un hijo de su propia
carne (no hablando de Ismael, que fue una decisión de Abraham en querer
"ayudar a Dios” ¡y nosotros lo hacemos A MENUDO!), y de este único hijo nació
una nación de hijos espirituales, porque Abraham fue justificado por su fe.
¿Puedes seguir mi raciocinio? Las
cosas no salieron como Abraham esperó, pero Dios permaneció fiel a su promesa e
hizo más allá de los sueños de Abraham. Fue por esta promesa y fidelidad que fuimos
alcanzados por el AMOR DE DIOS. Somos hijos de Abraham en creer (por la fe) en
Jesús.
La respuesta de Abraham a un
desafío de Dios era la CONFIANZA y la FE. Aun cuando Dios lo llevó hasta el
límite de estas dos cosas y le pidió que sacrificara a su hijo amado, el hijo
de la promesa, él no dudó en obedecer. Seguro que nunca en su vida pensó en
renunciar a un hijo, pero decidió confiar en los planes y proyectos de su
Señor. Y como siempre Dios no ha fallado, le dio el cordero segundos antes de
que él llevara a cabo la orden de Dios.
Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a
ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa
será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba
como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la
matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo,
sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido
de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le
tomó en cuenta su fe como justicia. Y esto de que «se le tomó en
cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros. Dios
tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de
entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por
nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. (Romanos 4:18-25).
¡Cómo amo a este Dios! Por eso confío, por eso
no temo no soñar mis sueños, ni realizar mis planes.
Nuestro Dios es un Dios de provisión.
¡Y Él proveerá todo lo que necesitamos! ¡Sólo tienes que confiar y OBEDECER!
VIDEO – Eyshila – Deus Provererá
Nenhum comentário:
Postar um comentário
O QUE VOCÊ ACHOU?