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28 de setembro de 2012

¿Y Cuando Dios Dice “NO”?

(Compartiendo Experiencias)
Asista este lindo Testimonio



¡Es muy bueno aprender más de Dios!
Yo asistí a ese vídeo 2 días después que escribí esta mi experiencia y mi  se llenó de esperanza. Yo no iba a publicar ahora este post (tengo 2 que escribí antes), pero por los últimos acontecimientos al mi alrededor, decidí ponerlo. ¡Abra su  y deje Dios hablar!


Creo en el gran poder de la oración. Mis mejores recuerdos de ellas en mi niñez son de mi madre orando por mí o por una de mis hermanas cuando estábamos enfermas. Pasaba toda la noche junto a nosotras susurrando oraciones para que Dios nos curase. Esto es tan claro en mi memoria que es justo lo que hago cuando mi esposo se enferma, pongo mis manos sobre él y susurro oraciones. A veces vi a mi madre de rodillas orando con lágrimas por la vida de mi padre. Esos sus ejemplos de fe desarrollaron en mí la misma motivación para orar sin cesar.

Converso con Dios en los momentos más diferentes, cuando estoy en camino a mis clases de portugués, cuando estoy lavando los platos, cuando estoy limpiando la casa y en algunas otras situaciones (¡eso me encanta!). La oración para mí, al igual que escuchar música es una manera de llevar cautivo a Dios mis pensamientos. Como dije antes creo que la oración crea un vínculo espiritual entre las personas y que es un momento especial en que Dios para todo para escucharnos. También creo que son una respuesta de sumisión y entrega a Dios. Tengo una convicción: ¡Dios responde a todas nuestras oraciones! No importa si ella duró 20 segundos o 1 hora, ¡Él escucha y responde! A veces son respuestas inmediatas como una vez que mi padre llegó a casa y tomó algunos medicamentos que no podían mezclarse (pero él no sabía de eso), y en pocos minutos comenzó a pasar muy mal, mi madre llamó a un taxi y lo llevó a la emergencia. Yo tenía unos 5 años, pero recuerdo ese día como si fuera ayer. Mi abuela se quedó cuidando de nosotras. Mis hermanas y yo estábamos de pie en la ventana esperando a que regresen pronto. Mi abuelita llamó una por una de nosotras para orar por la salud de mi padre, sólo yo acepté su invitación. Entramos en la habitación y ella dijo que iba a orar y después yo haría otra oración. Yo estaba muy nerviosa porque no sabía qué decir en la oración. Mientras mi abuela oraba yo estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas y bonitas para decir, pero cuando llegó mi turno las únicas palabras que pude pronunciar fueron: “Dios sana a mi Padre, en nombre de Jesús, Amén”. Cuando terminé mi abuela miró al gran reloj que tenia en la habitación, eran las 8:15 de la noche.

Como estudiábamos por la mañana teníamos que acostarnos temprano y después de la cena no teníamos ninguna excusa. Pero yo quería ver a mis padres llegar del hospital, por eso fingí que estaba dormida. Volvieron a la 1 de la mañana. Me quedé en silencio para escuchar la conversación de mi madre con mi abuela. Ella dijo que era intoxicación, y después de recibir el tratamiento indicado, comenzó a mostrar una mejora registrada a las 8:15 de la noche. ¡Lo creas o no, eso es lo que pasó! Volví a mi cama muy sorprendida con eso.

Y el Señor ya respondió de inmediato muchas de mis oraciones. Algunas muy sencillas como irme sentada en el autobús a camino de la universidad, y otras un poco más complicadas.

Como ya había comentado en otro post recibí varios ESPERE como respuesta a mis oraciones. Pero debo decir que Dios también dice ¡NO! Y recibí varios de ellos. En la elección de mi profesión, mi ministerio y otras cosas. Y para mí, el NO más difícil que recibí y también el más especial sucedió al final del año pasado.

¿Estás con tiempo y ganas de leer? ¡ENTONCES SIÉNTATE QUE AHÍ VIENE UNA HISTORIA!



Quien me conoce bien sabe que yo no quería tener hijos en absoluto.

¡DE NINGUNA MANERA!

¡Ya era una decisión! Mi vida era mi esposo y el servicio a Dios en los ministerios que ya teníamos, que eran muchos. No teníamos el espacio ni el tiempo para un niño. Por favor, no piensen que yo odio a los niños, por el contrario, ¡me encantan! Siempre me ofrecía de niñera a mis amigas para que ellas tuviesen un tiempo a solas con sus esposos. Y yo realmente disfrutaba de esos momentos. Pero es diferente tener uno tuyo.

Mi forma de pensar cambió cuando Dios usó la vida de una mujer muy sabia para enseñarme que yo seguía cometiendo los mismos errores de siempre. 

¿Recuerdan cuando dije que a veces hay áreas de nuestras vidas que no las entregamos a Dios? Esta era un área, la maternidad (si aun no has visto, lee el post “Así Fue!”). 

Lo más gracioso es que ella estaba dando algunos consejos para una amiga de cómo podía hacer para sacar la "necedad" del corazón de su hija (Lee Proverbios 19:18 / 20:30 / 22:6 / 22:15). Yo era el agente pasivo de toda la conversación. Pero Dios había preparado esta situación para confrontarme.

Ella explicaba a mi amiga lo especial que es la responsabilidad de criar hijos y dijo que "la decisión de tener o no tener hijos no es nuestra sino del Señor, pues sólo Él tiene el poder y la autoridad para dar y quitar la vida". 

¡Esta frase me devastó! ¿Cómo quería decidir algo que yo no tenía ninguna autoridad? Me quería morir. Me llevó tiempo aceptar esta verdad. Luché con Dios por algunas SEMANAS y esta frase no salía de mi cabeza. Hasta que un día me rendí y pedí a Dios que perdonara mi atrevimiento y mi falta de entendimiento. Fue muy difícil hacer esta oración, porque, de hecho, ¡NO QUERÍA TENER HIJOS! Hablé con mi esposo acerca de eso y él también tuvo dificultades para aceptar, porque él también no quería tener hijos. Esto me molestó un poco, porque si Dios me había convencido, ¿por qué no convencía a Érico también? Y aquí vuelve la vieja frase, pero que es una verdad: ¡EL TIEMPO DE DIOS NO ES EL NUESTRO! Decidí entregar a Dios y no hablé mas del tema de nuevo con él, sólo oraba.

Algunos meses después de que llegamos aquí al Perú, vino mi esposo y me dijo que entendía que no era nuestra decisión. Teníamos que confiar en la voluntad perfecta de Dios. Juntos oramos por eso, y ENTREGAMOS. Confieso que pensé que quedaría embarazada a la primera, pero no fue así. Yo estaba muy ansiosa los primeros meses de intento, pero el resultado era siempre negativo (estuvimos tratando de lograrlo durante cinco meses hasta que ...)

En noviembre del año pasado yo estaba más relajada sobre ese tema. Y justo empecé a notar algunos cambios en mi cuerpo. Tenía unas ganas enormes de comer tacos mexicanos y comencé a sospechar. Érico decía que no, que era falsa alarma.

Una mañana fui a hacer mi devocional diario y en mi momento de oración hice la oración de Ana. (Pocos días antes de venir al Perú con un grupo de amigas yo hice el propósito de leer toda la Biblia en un año en orden cronológico. Cuando llegué a la historia de Samuel tomé algunas decisiones y comencé a hacer la oración de Ana. Eso pasó bien antes de que Érico me dijera que quería tratar de tener hijos). Ella hace una promesa a Dios, que si el Señor le da un hijo ella lo consagraría a Su servicio. Dios respondió a su oración (como siempre) y Ana cumplió su promesa.

Cuando yo estudié esta historia me preguntaba si tendría el mismo corazón de esta mujer valiente. Se quedó con su único hijo por 3 o 4 años como máximo y posteriormente lo llevó al Templo para estar bajo la tutoría del sacerdote Elí, que por cierto era un mal padre, pero la confianza y el temor de Ana estaba en el Señor. Y ella veía a su hijo sólo una vez al año. 

¡Uau!, pensé yo, ¿tendré la confianza necesaria para dar la crianza de mis hijos 100% para el Señor? Comprendía que eso no era educarlo para ser un misionero o un pastor, sino enseñarle a amar a Dios y cumplir Sus planes y propósitos para él. Si Dios lo llamase para las misiones, ¡GENIAL!, pero me preguntaba si estaría dispuesta a enseñar a mi hijo a buscar, entender y seguir el plan de Dios para su vida sea cual fuera. Ser 100% bíblica en su crianza. (Echa un vistazo a los hermosos detalles de esta historia en 1 Samuel 1 y 2). Porque sé que mi temperamento es de querer tener el control, ¿sería capaz de dejar a Dios conducir la vida de MI HIJO?
¡YO PEDÍA UN DE ANA!

En este día Dios me habló y yo creí que había una vida en mi vientre, el Señor también habló con Érico porque en este día se convenció y compró una prueba de embazo.

En la mañana del 16 de noviembre me hice la prueba, durante el tiempo de espera del resultado oré de nuevo y repetí la oración de Ana, fueron los cinco minutos más largos de mi vida. Pero yo lo sabía, ¡DIO POSITIVO!


Con amor desperté a mi esposo y le di la gran noticia, él dio una bella  y enorme sonrisa que la registré en mi mente. Y volvió a dormir con esa sonrisa en su rostro. Yo ya no podía dormir más. Llamé a mi madre en Brasil y le di la noticia: “¡Mamita, tú y papá van a ser abuelos por primera vez! Después llamé a mi suegra y Érico le dio la noticia. ¡Las familias de Ferro y Maia estaban en fiesta!

En el mismo día fui a una clínica e hice un análisis de sangre para comprobarlo. Una vez más, ¡POSITIVO!


¡Teníamos solo alegría! Empezamos a planear nuestro presupuesto y nuestro próximo año para la llegada del nuevo miembro de nuestra familia.


Lo que no esperábamos es que justo en esta semana de gran alegría empecé a sentir un dolor intenso y  tener sangrado. Para resumir la historia en las próximas semanas que se pasaron nuestra rutina eran consultas médicas y emergencias. Mi ginecóloga (que fue un ángel que Dios ha puesto en mi vida) estaba preocupada desde la primera consulta y nos advirtió de un embarazo ectópico (cuando el óvulo fecundado se queda atascado en las trompas de Falopio).



Yo hablo con todo mi corazón que no he perdido la esperanza ni por un día de que Dios podría hacer un milagro. Mi marido y yo orábamos todos los días con gran fe y confianza por eso. Decíamos con cariño y amor: "Vamos hijo, tú puedes llegar al útero de mamá". Fueron semanas de mucho sufrimiento y a pesar de no tener a amigos y familiares cerca, no nos sentimos totalmente solos.

En el mismo período estábamos a todo ritmo con los ensayos y con la confección del escenario para la obra de navidad en la iglesia que estamos apoyando.

Por indicaciones médicas tuve que guardar reposo total y Érico se hizo uno y en un millón para seguir con los ensayos, con la confección del escenario, conmigo y con las tareas del hogar. ¡Fue increíble! Cuando me quedaba sola (era cuando Érico iba a los ensayos, porque no desistimos de la obra, nuestros corazones creían que Dios haría un milagro, ¡e hizo!,  y voy a contar en otro post sobre esta obra de navidad) yo sentía la presencia de Dios y cuando tenia mucho dolor podía ver cómo una persona de pie junto a mí. Y yo sentía paz, incluso cuando gritaba de dolor. No puedo afirmar, es posible que el dolor me hizo borrar la visión, pero creo que era un ángel cuidándome.

SALMO 91:9-11
El Dios altísimo
es nuestro refugio y protección.
Por eso ningún desastre
vendrá sobre nuestros hogares.
Dios mismo les dirá a sus ángeles
que nos cuiden por todas partes.

¡¡¡¡DIOS ES LO MÁXIMO!!!!

El 28 de noviembre, en una consulta de rutina (que eran de 2 -3 veces a la semana, y tenía que hacer la ecografía porque la doctora no veía el ovulo en el útero), encontramos el embrión. Luego llegó la noticia que no queríamos escuchar: - "Está pegado a la trompa derecha."

Dios dijo NO a nuestras peticiones, ¡y no me digas, por favor, que fue por falta de fe!

Fui hospitalizada de emergencia para una cirugía de retiro del embrión. ¡Mi mundo se vino abajo! Pero mi esperanza no estaba muerta. Pasé toda la madrugada de preparación para la cirugía que sería a la mañana siguiente en oración. YO CREÍA, TENÍA FE PARA MOVER MONTAÑAS, pero Dios ya había decidido que no.

Mi marido sufrió el doble, porque además de saber que perdería a su hijo tenía el riesgo de perder a su esposa. Yo creo que si él se decidiera escribir un post aprenderíamos cosas fabulosas que Dios enseñó a su corazón. Porque yo puedo confirmar que es un hombre cambiado después de esta experiencia, y ahora lo admiro aun más. Él es un hombre de gran fe y demostró dónde está su corazón, está en el centro de la voluntad de Dios, ¡soy un testigo viviente y ocular de eso!

Entré en la sala de operaciones a las 11 am en medio de un simulacro de terremoto y tsunami (el Perú es un país sísmico). Sí que hubo un terremoto, pero fue dentro de mí. 

Tenía la esperanza de que se hiciera otra ecografía y me dieran la noticia de que el embrión ya había llegado al útero y que todo estaría bien. Mis últimas palabras antes de dormir por la anestesia fueron: - "Señor, si es posible, aparta de mí esta copa, pero hágase Tu voluntad y no la mía." Me desperté horas más tarde en la sala de recuperación. - "La cirugía fue un éxito!" – La doctora dijo a mi marido.

 No sé si sabes, pero en estos casos no hay más remedio que extraer el feto. La trompa no fue hecha para el embarazo, ella mide tan sólo 3 milímetros, no se puede mantener a un bebé ahí por 9 meses. En el peor de los casos se rompe la trompa y la madre puede morir por hemorragia. Mi trompa ya estaba del tamaño de una salchicha, dijo la doctora, se estaba rompiendo, por eso estaba sangrando y quizá un par de días más y yo no estaría aquí para contar esta historia.

Cuando esto sucedió yo estaba entre la 3° o 4° semana de embarazo, durante este período ya se formó el corazón y los ojos, los brazos y las piernas comienzan a moldear. Así que no me vengas con esa frase que era sólo una semilla, que soy una exagerada, ya que ni siquiera era una vida. Por desgracia he oído esa horrible frase. O entonces: - " peor si él hubiera nacido y muerto después." NO!!!! Y MIL VECES NO!!! Una madre no ama más a su hijo después de que él nace, el amor es igual y es grande desde el descubrimiento de su existencia. Nuestra decisión era de salvar solo mi vida o perder  la de ambos.

Sólo Dios sabe lo difícil que era para nosotros tener que pasar por esto en otro país y sin nuestra familia. Mi madre sólo se enteró después de que salí del hospital. Cuando llegamos a casa oramos juntos y alabamos a Dios, porque Él no nos ha abandonado en ningún momento.

No paramos, seguimos con los ensayos para la obra de Navidad. Una semana después de la cirugía mis suegros vinieron para apoyarnos y mi suegra fue mi enfermera durante 15 días.

¡Está difícil escribir este post, pero seguiré!

Comprender el NO de Dios fue fácil para mí, lo difícil fue aceptarlo. Miles de cosas pasaron por mi cabeza, el miedo y la ansiedad dominaron mi corazón. Me sentía tan frágil, tan indefensa, sin protección, que me tomó meses ACEPTAR la decisión de Dios. Me acordaba de la oración de Ana, y me preguntaba por qué no podía ofrecer la vida de mi hijo a Dios si ya me había comprometido en hacerlo.

Los planes y propósitos de Dios son tan superiores a los nuestros, que estas situaciones nos hacen darnos cuenta de cuan frágiles somos. 

El Salmo 139 es mi salmo favorito (siempre fue) y después de esta experiencia tomó una forma mucho más especial para mí.

(v.13-18) - Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo.  Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro! Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido

cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro! Dios mío, ¡qué difícil me resulta entender tus pensamientos! ¡Pero más difícil todavía me sería tratar de contarlos! ¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun si pudiera contarlos, me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo!

Hay una canción de un grupo mexicano cristiano que canta este salmo de una forma diferente. En general, el ritmo es lento y reflexivo, pero ellos dieron un nuevo ropaje, me gusta tanto que es el timbre de mi teléfono. Cantan en un ritmo más movido, pero la belleza del mensaje no ha cambiado. Compruébalo - Bajo Tu Control (Rojo).



Tú puedes preguntarme: - "Pero Jully, ¿dónde puedes ver la bondad de Dios en esta situación tan horrible?"

Mi respuesta: ¡De muchas formas! En primer lugar el hecho de haber descubierto muy pronto que estaba en la trompa me salvó la vida. Yo no conocía a ningún médico y por la indicación de una amiga encontré el ángel que me ha ayudado este tiempo (¡de verdad fue una bendición!) 

En esta situación difícil Dios me ha revelado un nuevo nivel de amor, un nuevo nivel de dedicación, de entrega, de confianza, de perdón, de tolerancia, de generosidad, un nuevo nivel de comprometimiento con Su Verdad, con mi servicio hacia Él, con las personas a mi alrededor. Yo fui capaz de restaurar algunas relaciones que estaban rotas desde hace mucho tiempo, yo fui capaz de liberar perdón a heridas recontra viejas en mi corazón, yo pude acercarme a la familia de mi esposo (estoy muy agradecida a ellos por el cuidado, el amor y la generosidad que me ofrecieron en esta ocasión), llegué a conocer aun más a mi esposo y a enamorarme más de él, pude ver el poder de Dios cambiando vidas que no conocía. Mi pregunta es ¿qué hubo de malo en eso? Mi respuesta: ¡NADA!

Jesús mismo en un momento de muchísima angustia clamó al Padre en el Getsemaní: “Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero no será lo que yo quiera, sino lo que quieras tú”. Su angustia era tan grande que sudó sangre. Y Dios dijo en amor: NO, hijo mío, no puedo dejar pasar esta copa, es necesario para que los seres humanos vuelvan a tener comunión conmigo. ¡Yo amo a mi creación! Y en obediencia al Padre, Jesús sufrió la muerte.

Filipenses 2:5-11 - Tened entre vosotros de la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús: Él estaba en la naturaleza de Dios, pero no tratar de ser como Dios. En su lugar, se dio por vencido todo lo que era suyo y tomó la naturaleza de siervo, haciéndose igual a los seres humanos. Y, viviendo la vida en común de un ser humano, se humilló y obedeció a Dios hasta la muerte - la muerte por crucifixión. Así que Dios le dio a Jesús el honor más alto y le puso el nombre que es el más importante de todos los nombres, por lo que en honor al nombre de Jesús, todas las criaturas en el cielo y la tierra y en el mundo de los muertos, caen rodillas y declarar abiertamente que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.

En un post anterior les digo que tomé una decisión hace muchos años que Dios tiene el control de mi vida y me gustaría soñar sus sueños y vivir sus planes cueste lo que cueste, y eso incluye la vida de un hijo (si aún no has visto el post es "Todo al séveR - Revés"). Esto no es malo, es bueno, porque el resultado final de estas decisiones es mucho mayor que lo que nuestra limitada mente humana puede lograr alcanzar. Si el resultado final es la gloria de Jesús, vale la pena pasar por el valle de sombra de muerte, porque aún ahí Él me va a acompañar. Y en realidad caminamos por este valle. 

La sumisión y la obediencia de Jesús trajeron la gracia y la vida abundante para mí y para ti. Si Jesús es el mejor ejemplo que debemos seguir, mi respuesta a nuestro Padre Celestial debe ser la misma: la SUMISIÓN y la OBEDIENCIA. 

El hecho de que mis ojos no pueden ver un propósito más grande (más allá de todo lo que he citado más arriba), de por qué tuvo que pasar esto, algo pasó en el reino espiritual, y es tan grande que no puedo alcanzar. ¡Yo lo creo! Y TENGO CONFIANZA EN DIOS!

Dios no comete errores, y esta verdad no va a cambiar sólo porque no entiendo las situaciones que me rodean. ¡Dios es justo! Y esta verdad no cambia porque creo que no cometí ningún error o porque soy una buena persona y no merecía pasar por eso. ¡Verdades inmutables son verdades inmutables!

Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6).

Si no conoces el perdón de Dios quizá no puedes entender el contenido de este blog y pensar que soy una fanática religiosa, pero mi compromiso es el de enseñar la VERDAD de Dios.

Fue en este valle de sombra de muerte que nació en mi corazón la idea de crear este blog. Oro por este proyecto para que llegue a la gente en todo el mundo. No quiero ser famosa, no quiero exponer mi vida, no quiero demostrar que soy especial, ¡QUIERO ALCANZAR VIDAS! Porque yo creo que el amor y la palabra de Dios transforma vidas. No puedo permanecer en silencio ante el gran amor de Dios, ¡si yo me callo las piedras clamarán por mí! Así que me gustaría de verdad que sea una bendición para ti y a los demás también!

La decisión de tener o no tener hijos aún está en las manos de Dios. El hecho de que hemos comprendido esta verdad no significa que Dios nos quiere dar hijos, significa que Él quiere que entendamos Sus planes perfectos. Si Él decide no darnos hijos de nuestra carne estamos muy bien con eso, ¡la decisión es Suya, no nuestra!

E incluso si no tenemos hijos de la carne, Dios nos dio un montón de hijos espirituales.

Al pasar por esta experiencia hemos descubierto la importancia y nuestra responsabilidad como padres espirituales de muchos jóvenes. También tenemos el deber de guiarlos en los caminos del Señor, de enseñarles a honrar y amar a Dios, a buscar sus planes y sueños. Vivir una vida santa y digna de un hijo de Dios.

No hay valle en el que Dios no está con nosotros. Tal vez estás en un momento muy confuso de tu vida, de tu fe, quizá te ves a ti mismo caminando por el valle de sombra de la muerte. Espero darte esta esperanza: Que el amor de Dios no tiene ninguna condición, no tiene límite. En Su voluntad no tiene ningún error, ninguna mancha, ninguna duda, ningún "oops, estaba equivocado".

Permite que Dios te enseñe y te permita experimentar un poco más de su bondad y su amor. Porque fue eso que experimentamos, BONDAD y AMOR.

El mismo grupo musical mexicano tiene otra canción que me ayudó mucho en este período. (No Me Soltarás - Rojo).


¡Qué el Señor te bendiga! y si mi experiencia te ayuda a proseguir, confiar y amar más a Dios, entonces entra a mi lista de buenos propósitos de haber vivido eso.

Para terminar esta larga historia,  otra canción que trae esperanza. (Esta canción está en Portugués - Aline Barros - Ressuscita-me).



23 de setembro de 2012

TODO AL SÉVER (REVÉS)


Esta foto fue tomada en Viña del Mar en Chile. Hacía cerca de 4 días que estábamos en Santiago (la capital de Chile) y sufriendo con un horrible calor, como era de esperar porque estábamos en el verano, y Érico (mi esposo y nuestro guía turístico) nos dijo para irnos a visitar esta ciudad y tomar un baño de mar. A todos nos gustó la idea y nos vestimos como para ir a la playa. Lo que no esperábamos es que justo ese día en la playa hice un frio de matar. Nos reímos de la situación para no llorar. Y en este día  de viaje, ¡todo lo que habíamos planeado fue todo lo contrario!

No está mal planear, la Biblia misma nos enseña que es importante hacer planes, pero también nos dice que los presentemos a Dios para que los bendiga.

“Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad. " (Proverbios 16:3).

Me gusta planear, me gusta soñar y mejor que eso es ver todo siendo realizado. Pero si tú acompañas mis historias te habrás dado cuenta que soy bastante terca. Tal vez por eso Dios escogió esta metodología para santificarme, estilo TODO AL REVÉS.

No fue en todo, pero sí que en un montón de cosas que he planeado para mí Dios cerró todas las puertas. En mi profesión, por ejemplo, yo siempre estaba segura de las cosas que no quería ser: doctora, enfermera (nada en el área de salud), porque no puedo ver sangre, que me muero. Yo no quería ser abogada, porque mi padre es un abogado y tenía una vida muy llena, no quería una vida así. No quería ser maestra porque trabajan duro y ganan muy poco.

Mi madre me dijo para hacer periodismo por mi amor por la lectura y la escritura (a los doce, escribí un libro de poesía y mi padre dice que me expreso mejor por escrito que hablando). Pero mi padre quería que una de nosotras (a mí o a una de mis hermanas) desease estudiar derecho, pero nadie quiso. La psicología me atraía mucho y fue mi tentativa por 5 años, pero Dios claramente me cerraba las puertas.

Cuando pregunté Su voluntad para esa área de mi vida siempre me mostraba algo relacionado a la educación. Pero ¿por qué? ¡No quiero ser una maestra! Todos mis empleos fueron en colegios.

Cuando por fin cedí a la voluntad de Dios, decidí hacer Español.

Una vez hablando con una amiga, ella me dijo que si yo tenía el llamado para misiones las áreas de la salud y la educación son las mejores para invertir, pues más fácilmente te abre puertas para la evangelización (esto no es una regla). Estos son trabajos en los que siempre estás en contacto con diferentes personas y tienes la oportunidad de tener acceso a sus dificultades, y ejerce alguna autoridad. Cuando logramos sacar  nuestra visa permanente aquí en el Perú (que es una visa religiosa) recibimos un papel que nos enseñaba todos nuestros derechos y deberes, ahora que podemos vivir aquí legalmente. Uno de estos puntos nos informó que no puede dedicarse a cualquier profesión rentable a menos que sea en las áreas de la salud o de la educación.

En el área ministerial, ya he dicho varias veces que quería algo con la música y durante muchos años me dediqué 100% a eso, y las misiones era la última cosa que esperaba para mí. Pero llegó un momento en mi vida que estas puertas se estaban cerrando y Dios me direccionó a otros ministerios. Tuve la oportunidad de probar de todo: música, teatro, títeres, danza, misiones urbanas, niños, adolescentes, matrimonios y grupos pequeños.

La verdad es que el trabajo con las artes y la consejería por tantos años fue  lo que nos hizo fácil comenzar nuestro ministerio aquí.

Estamos apoyando a una iglesia y las puertas se abrieron cuando preguntamos al pastor si él quería que ensayáramos una obra para presentar a finales de año. Luego vino la invitación para apoyar el ministerio de jóvenes (que es nuestra pasión), el discipulado (consejería), grupos pequeños, matrimonios y este año vamos a presentar otra vez una obra para Navidad.

Hubo otras cosas que tuve que aprender a adaptarme porque no se procedió como yo imaginara, pero la verdad es que si me detengo a analizar todo cooperó para mi bien. Puede no haber sido las cosas que al principio he soñado o imaginado, pero el resultado final de todas ellas fue el mejor.

Sé que a veces es difícil convivir con eso. Cuando soñamos, creamos expectativas, y esperamos que las cosas salgan según lo planeado, y cuando no salen sentimos un poco de frustración, de tristeza.

PERO NO PODEMOS VER EL FINAL DE LAS COSAS, NO PODEMOS GARANTIZAR NADA. ¡AQUÍ ENTRA DIOS!

Puede parecer un poco radical, pero hace unos años empecé a hacer una oración. En ella, le digo a Dios el gran deseo que tengo de generar en Él alegría. Y ruego que Él ponga en mi corazón Sus sueños. Cuando planeo algo lo pongo delante de Él y sin miedo le digo que puede cambiar todo si el resultado final es Su gloria.

Dejé mis sueños y planes para llevar a cabo la voluntad de Dios para mí en esta tierra. Es el tipo de entrega que decidí dar a Dios. A menudo, vivo cosas que no esperaba vivir, y otras bien opuestas a lo que yo quería para mí, pero tengo una seguridad y una convicción en mi corazón tan grande que no se trata de mí, sino de Jesús.

Tengo mucha esperanza en la Palabra de Dios, que Él es un Padre amoroso que mira mi corazón y realiza un deseo. Quiero vivir  todos los detalles diseñados y soñados por aquel que murió por mí. Si todo tiene que ser al revés para que mi carácter sea moldeado, no hay problema.

Sólito tú puedes llegar a la conclusión de que TODO me ha cooperado. Los cambios en las áreas profesional, ministerial y sentimental, todo se dirigió a la finalidad adecuada de estar aquí en el campo misionero. ¡Y eso me hace sentir realizada y satisfecha!

Lo que sucede es que presentamos nuestros planes a Dios y esperáramos que Él haga exactamente lo que queremos, aun cuando decimos "Hágase Tu voluntad". La confirmación de esto es que nos sentimos engañados, frustrados y, a veces enojados con Dios cuando las cosas no salen como queremos o a nuestro tiempo. Si queremos de nuestra forma, ¿por qué entonces oramos? Si pedimos la intervención del Señor, ¿por qué no aceptamos Sus decisiones al respondernos?

Una vez que me di cuenta de que yo no sé cómo tomar buenas decisiones y que Dios quiere decidir para mí y lo hace a la perfección, fue como juntar las papas y la huancaína (¡QUÉ RICO!). Para mí, la palabra es CONFIANZA y la actitud es de FE.

Cuando Abraham fue llamado por Dios no tenía idea de para dónde iba. Seguramente pensó que la promesa que Dios le había hecho de ser el padre de una gran nación iba a realizarse teniendo varios hijos con su esposa estéril. Pero Dios le dio sólo un hijo de su propia carne (no hablando de Ismael, que fue una decisión de Abraham en querer "ayudar a Dios” ¡y nosotros lo hacemos A MENUDO!), y de este único hijo nació una nación de hijos espirituales, porque Abraham fue justificado por su fe.

¿Puedes seguir mi raciocinio? Las cosas no salieron como Abraham esperó, pero Dios permaneció fiel a su promesa e hizo más allá de los sueños de Abraham. Fue por esta promesa y fidelidad que fuimos alcanzados por el AMOR DE DIOS. Somos hijos de Abraham en creer (por la fe) en Jesús.

La respuesta de Abraham a un desafío de Dios era la CONFIANZA y la FE. Aun cuando Dios lo llevó hasta el límite de estas dos cosas y le pidió que sacrificara a su hijo amado, el hijo de la promesa, él no dudó en obedecer. Seguro que nunca en su vida pensó en renunciar a un hijo, pero decidió confiar en los planes y proyectos de su Señor. Y como siempre Dios no ha fallado, le dio el cordero segundos antes de que él llevara a cabo la orden de Dios.

Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara.  Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia.  Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. (Romanos 4:18-25).

 ¡Cómo amo a este Dios! Por eso confío, por eso no temo no soñar mis sueños, ni realizar mis planes.

Nuestro Dios es un Dios de provisión. ¡Y Él proveerá todo lo que necesitamos! ¡Sólo tienes que confiar y OBEDECER!

VIDEO – Eyshila – Deus Provererá   


15 de setembro de 2012

¡Yo Quiero a Dios!


Tú debes estar pensando... ¡Qué horrible Julie! ¿Cómo tuviste coraje de poner esta foto? Créeme, yo no quería, pero necesitaba poner algo que pudiera representar la frase que elegí para el título de este post, y esta fue la mejor que he encontrado. Por lo tanto....

NO IMPORTA LO QUE PENSARÁN DE MÍ, ¡YO QUIERO A DIOS!

Yo nací en un hogar donde mi madre es cristiana. Desde siempre iba a la iglesia. Realmente creo que eso hizo las cosas más fáciles para que yo decidiera por Cristo, ¡pero no fue fácil!

Cuando yo era niña, era muy tímida, y mis años de adolescencia fueron mi verdadera fase de rebelde sin causa. Me gustaba tener mi propia opinión, convicción de mis creencias, yo quería ser diferente a los demás, quería la independencia y la madurez. Además siempre fui muy observadora, analista,  perfeccionista y controladora (¡cuántos defectos!).

Como yo siempre estaba allí en la iglesia y miraba a la gente me frustraba bastante, siempre me sentí defraudada por ellos, ya que tenían una vida "dentro de la iglesia" y otra muy distinta fuera de ella. Me sentía enojada, creía mejor que asumieran su desprecio por las cosas de Dios que vivir una falsa religiosidad.
Esta fue una barrera importante para que yo no quisiera ser cristiana, porque creía que Jesús no cambiaba a nadie en realidad. Las dificultades que pasábamos como familia también me impedían creer que Dios realmente me amaba.

Pero para ser clara y específica (yo soy terriblemente detallista) mi mayor obstáculo no era el mal testimonio de las personas, porque mi madre era una auténtica cristiana. Ella no era perfecta, pero cuando busco en mis archivos de la memoria algo sobre ella, me llena de orgullo ser su hija. Su ejemplo de fe y perseverancia en el Señor me inspiran a confiar en Él. (¡GRACIAS DIOS POR MI MAMITA!).

No es que yo no quería la salvación, ¿quién no quiere asegurarse de que irá al cielo cuando muera? Yo no quería que Dios fuera el SEÑOR de mi vida. Me gusta tener el control de las cosas y no quería renunciar a MIS DECISIONES. Eso era muy claro en mi cabeza. Pronto me di cuenta de lo que significaba el plan de salvación y justo por comprenderlo, ¡yo no lo quería!

Como yo luchaba por mi independencia y no aceptaba las autoridades, no podía dejar que Dios tomara las decisiones de mi vida. Yo contaba los días para cumplir 18 años, salir de casa y VIVIR MI VIDA.

Lo que tenía dificultades para comprender era que YO NO SABÍA HACER BUENAS ELECCIONES.

Aquí hago una pausa para enseñar una lección que he aprendido. Saber una verdad no es necesariamente creer en ella. Yo puedo saber que algo está bien, pero no creer que esto pueda causar algún cambio, ya que cuando realmente creemos en algo la fe que ponemos en eso nos hace luchar por esta verdad, pagar el precio por ella, porque tenemos la seguridad, la convicción de que va a generar buenos resultados al final. A veces actuamos así con la Biblia. Sabemos que es la Verdad de Dios, el Manual de la vida cristiana, el alimento de nuestra fe, la fuente de la verdadera sabiduría, la luz que guía nuestro camino, pero no somos capaces de creer y practicar sus preceptos. Cuando ella confronta a algo que no quiero dejar, cuando me reta a cambiar algo que me gusta ser o hacer, o simplemente porque no es igual a mi cultura, mi creencia, mi idea, paso por encima, hago de cuenta que no es conmigo. En este punto debemos hacer una evaluación de fe. ¿Sólo sé que es verdad o realmente lo creo? A menudo nos pasa eso. La manera en cómo llevo la crianza de mis hijos, lo que pongo como base en mi matrimonio, mis amistades, mi ropa, mi manera de hablar, reaccionar ¿está de acuerdo como se enseña en las Escrituras? ¿O es cómo creo que es mejor, más conveniente para mí? Si eres un hijo de Dios, decide creer en Sus palabras y ponerlas en práctica con plena confianza y sin reservas y temores. TE DOY UN RETO DE PROBAR LA BONDAD DE DIOS Y SU LEALTAD CUMPLIENDO CON INTEGRIDAD LO QUE DICE LA BIBLIA. No estoy diciendo que todo será más fácil, estamos nadando contra la corriente, pero puedo garantizar buenos resultados y la paz de Dios en cada decisión.

Yo sufría de depresión desde hace cuatro años, me sentía muy perjudicada por todos los problemas familiares y emocionales que tenía y culpaba a Dios por ellos. Yo oraba, pero mis oraciones eran quejas y protestas. Durante estos cuatro años de oscuridad llegué tan lejos como para buscar la muerte, pero la gracia de Dios es abundante e interminable y todos mis intentos se vieron frustrados y se detuvieron.

Fue en esta etapa de mi vida que llegué a un culto más de domingo por la noche. Recuerdo dónde estaba sentada y la ropa que llevaba. Como siempre, mi cuerpo estaba allí, pero mi mente estaba en mis problemas. Podrías preguntarte, pero ¿qué grandes problemas puede tener una niña de 14 años? Sinceramente no quiero entrar en estos criterios, ya que no es bueno juzgar a nadie, y no quiero exponer a personas queridas, pero lo que puedo dejar claro es el hecho de que querer controlar mi vida contribuyó en gran medida a todo esto.

En algún momento de la predicación, el pastor dijo algo que me llamó la atención, y aunque recuerdo la ropa que llevaba no puedo recordar lo que dijo. Lo que sí recuerdo es que me sentía emocionalmente cansada, sin fuerzas, sin energía. Y cuando se inició el llamado decidí pasar la pelota a Dios. Y así hice mi oración de entrega: "Dios, ya no puedo con mis elecciones, todas ellas me hacen sentir lo contrario de lo que busco, es TU tiempo de elegir por mí. Cámbiame por completo, no quiero ser una hipócrita, déjame ver los cambios en mí. "

Lloré mucho. Fui adelante y me puse de rodillas, fue algo voluntario, era consciente en el 100% de lo que significaba mi decisión. DAR A DIOS EL CONTROL DE MI VIDA. Me arrodillé en el sentido de sumisión, de humillación mismo.

No puedo mentir que también pasé por una fase de hipocresía cristiana, pero no estaba satisfecha con eso, ahora que era una hija de Dios, no quería ser una cristiana común, ¡quería marcar un diferencial!

Mi búsqueda por conocer a Dios siempre fue una experiencia muy intensa, experimentar Su amor fue lo mejor que me ha pasado y estoy convencida de que NUNCA, repito, NUNCA nada va a compararse con la importancia de este evento en mi vida. Mi matrimonio, los hijos, los ministerios, los amigos, las misiones, todas estas son consecuencias de la elección perfecta de Dios.

No siempre es fácil de mantener en Sus manos el control de mi vida. Soy tentada a hacer las cosas a mi manera y a mi tiempo, pero cuando me acuerdo de cómo era antes y cómo estoy ahora no pienso dos veces en reafirmar mi compromiso con Dios.

Ni una sola palabra llega a traducir la alegría y la satisfacción que tengo por permitir que Cristo sea el DUEÑO de todo lo que tengo y soy. Incluso en los días malos, siento paz, y seguridad en las promesas, en la fidelidad y en la gracia de mi BUEN PASTOR.

Ya no me importa cambiar de opinión o de actitud si la Palabra de Dios me enseña que esto no es correcto. No tengo miedo de dar mis sueños en las manos de mi Creador, para que Él los CAMBIE por los suyos. CONFÍO que Su voluntad es buena, agradable y perfecta, incluso si todo resulta diferente a lo que había imaginado. No estoy diciendo que hacerlo es fácil, pero lucho contra mí misma todos los días, y esta es una decisión diaria y a veces tengo que tomar la decisión más de una vez por día. Ve lo que dice el apóstol Pablo en Romanos 7:19-25:

“De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí. Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios;  pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?  ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.

 Cuando Dios nos invita a su familia nos deja claro quién es el Padre (el que toma las decisiones, el que da las órdenes y dicta las reglas de la casa). Parece algo malo, pero Dios es un Padre amoroso.

Todo buen padre quiere proteger y cuidar a sus hijos, aun cuando no lo entienden. Yo misma durante un tiempo muy largo no entendía muchas de las prohibiciones de mis padres por las cosas que pensé que me harían feliz. Pensé que eran ladrones de mi FELICIDAD. Ahora me doy cuenta de que sólo me protegían.

Dios es amor, se preocupa por nuestro futuro, se esfuerza por darnos lo mejor. Y si Él es así ¿por qué tenemos tanto miedo de entregarle el 100% de lo que es suyo por derecho, ya que es nuestro creador, y sin embargo, no nos exige esto, espera que lo hagamos de manera voluntaria. ¡Eso es lo que hice! Entregué voluntariamente el control de mi vida a Él y no me arrepiento ni por un segundo, ¿sabes por qué? ...

Sin embargo, como está escrito: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman" (1 Corintios 2:9).

Es lo quiero para mí, ¡la voluntad de Dios!

"♫♫♫ Yo decidí Jesús, recibirte como mi Señor. Mi derecho es no tener ningún derecho. Mi deseo es simplemente Tu voluntad. En eso me comprometo con mi palabra de que contigo haré un pacto de amor ♫♫♫".

Dos canciones de Marcela Gandara que yo amo escuchar y que tiene todo que ver con el tema de este post. ¡Ojalá te guste!


Antes de Ti / Un Largo Viaje