¿Qué Hablas?

Idiomas

23 de setembro de 2012

TODO AL SÉVER (REVÉS)


Esta foto fue tomada en Viña del Mar en Chile. Hacía cerca de 4 días que estábamos en Santiago (la capital de Chile) y sufriendo con un horrible calor, como era de esperar porque estábamos en el verano, y Érico (mi esposo y nuestro guía turístico) nos dijo para irnos a visitar esta ciudad y tomar un baño de mar. A todos nos gustó la idea y nos vestimos como para ir a la playa. Lo que no esperábamos es que justo ese día en la playa hice un frio de matar. Nos reímos de la situación para no llorar. Y en este día  de viaje, ¡todo lo que habíamos planeado fue todo lo contrario!

No está mal planear, la Biblia misma nos enseña que es importante hacer planes, pero también nos dice que los presentemos a Dios para que los bendiga.

“Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad. " (Proverbios 16:3).

Me gusta planear, me gusta soñar y mejor que eso es ver todo siendo realizado. Pero si tú acompañas mis historias te habrás dado cuenta que soy bastante terca. Tal vez por eso Dios escogió esta metodología para santificarme, estilo TODO AL REVÉS.

No fue en todo, pero sí que en un montón de cosas que he planeado para mí Dios cerró todas las puertas. En mi profesión, por ejemplo, yo siempre estaba segura de las cosas que no quería ser: doctora, enfermera (nada en el área de salud), porque no puedo ver sangre, que me muero. Yo no quería ser abogada, porque mi padre es un abogado y tenía una vida muy llena, no quería una vida así. No quería ser maestra porque trabajan duro y ganan muy poco.

Mi madre me dijo para hacer periodismo por mi amor por la lectura y la escritura (a los doce, escribí un libro de poesía y mi padre dice que me expreso mejor por escrito que hablando). Pero mi padre quería que una de nosotras (a mí o a una de mis hermanas) desease estudiar derecho, pero nadie quiso. La psicología me atraía mucho y fue mi tentativa por 5 años, pero Dios claramente me cerraba las puertas.

Cuando pregunté Su voluntad para esa área de mi vida siempre me mostraba algo relacionado a la educación. Pero ¿por qué? ¡No quiero ser una maestra! Todos mis empleos fueron en colegios.

Cuando por fin cedí a la voluntad de Dios, decidí hacer Español.

Una vez hablando con una amiga, ella me dijo que si yo tenía el llamado para misiones las áreas de la salud y la educación son las mejores para invertir, pues más fácilmente te abre puertas para la evangelización (esto no es una regla). Estos son trabajos en los que siempre estás en contacto con diferentes personas y tienes la oportunidad de tener acceso a sus dificultades, y ejerce alguna autoridad. Cuando logramos sacar  nuestra visa permanente aquí en el Perú (que es una visa religiosa) recibimos un papel que nos enseñaba todos nuestros derechos y deberes, ahora que podemos vivir aquí legalmente. Uno de estos puntos nos informó que no puede dedicarse a cualquier profesión rentable a menos que sea en las áreas de la salud o de la educación.

En el área ministerial, ya he dicho varias veces que quería algo con la música y durante muchos años me dediqué 100% a eso, y las misiones era la última cosa que esperaba para mí. Pero llegó un momento en mi vida que estas puertas se estaban cerrando y Dios me direccionó a otros ministerios. Tuve la oportunidad de probar de todo: música, teatro, títeres, danza, misiones urbanas, niños, adolescentes, matrimonios y grupos pequeños.

La verdad es que el trabajo con las artes y la consejería por tantos años fue  lo que nos hizo fácil comenzar nuestro ministerio aquí.

Estamos apoyando a una iglesia y las puertas se abrieron cuando preguntamos al pastor si él quería que ensayáramos una obra para presentar a finales de año. Luego vino la invitación para apoyar el ministerio de jóvenes (que es nuestra pasión), el discipulado (consejería), grupos pequeños, matrimonios y este año vamos a presentar otra vez una obra para Navidad.

Hubo otras cosas que tuve que aprender a adaptarme porque no se procedió como yo imaginara, pero la verdad es que si me detengo a analizar todo cooperó para mi bien. Puede no haber sido las cosas que al principio he soñado o imaginado, pero el resultado final de todas ellas fue el mejor.

Sé que a veces es difícil convivir con eso. Cuando soñamos, creamos expectativas, y esperamos que las cosas salgan según lo planeado, y cuando no salen sentimos un poco de frustración, de tristeza.

PERO NO PODEMOS VER EL FINAL DE LAS COSAS, NO PODEMOS GARANTIZAR NADA. ¡AQUÍ ENTRA DIOS!

Puede parecer un poco radical, pero hace unos años empecé a hacer una oración. En ella, le digo a Dios el gran deseo que tengo de generar en Él alegría. Y ruego que Él ponga en mi corazón Sus sueños. Cuando planeo algo lo pongo delante de Él y sin miedo le digo que puede cambiar todo si el resultado final es Su gloria.

Dejé mis sueños y planes para llevar a cabo la voluntad de Dios para mí en esta tierra. Es el tipo de entrega que decidí dar a Dios. A menudo, vivo cosas que no esperaba vivir, y otras bien opuestas a lo que yo quería para mí, pero tengo una seguridad y una convicción en mi corazón tan grande que no se trata de mí, sino de Jesús.

Tengo mucha esperanza en la Palabra de Dios, que Él es un Padre amoroso que mira mi corazón y realiza un deseo. Quiero vivir  todos los detalles diseñados y soñados por aquel que murió por mí. Si todo tiene que ser al revés para que mi carácter sea moldeado, no hay problema.

Sólito tú puedes llegar a la conclusión de que TODO me ha cooperado. Los cambios en las áreas profesional, ministerial y sentimental, todo se dirigió a la finalidad adecuada de estar aquí en el campo misionero. ¡Y eso me hace sentir realizada y satisfecha!

Lo que sucede es que presentamos nuestros planes a Dios y esperáramos que Él haga exactamente lo que queremos, aun cuando decimos "Hágase Tu voluntad". La confirmación de esto es que nos sentimos engañados, frustrados y, a veces enojados con Dios cuando las cosas no salen como queremos o a nuestro tiempo. Si queremos de nuestra forma, ¿por qué entonces oramos? Si pedimos la intervención del Señor, ¿por qué no aceptamos Sus decisiones al respondernos?

Una vez que me di cuenta de que yo no sé cómo tomar buenas decisiones y que Dios quiere decidir para mí y lo hace a la perfección, fue como juntar las papas y la huancaína (¡QUÉ RICO!). Para mí, la palabra es CONFIANZA y la actitud es de FE.

Cuando Abraham fue llamado por Dios no tenía idea de para dónde iba. Seguramente pensó que la promesa que Dios le había hecho de ser el padre de una gran nación iba a realizarse teniendo varios hijos con su esposa estéril. Pero Dios le dio sólo un hijo de su propia carne (no hablando de Ismael, que fue una decisión de Abraham en querer "ayudar a Dios” ¡y nosotros lo hacemos A MENUDO!), y de este único hijo nació una nación de hijos espirituales, porque Abraham fue justificado por su fe.

¿Puedes seguir mi raciocinio? Las cosas no salieron como Abraham esperó, pero Dios permaneció fiel a su promesa e hizo más allá de los sueños de Abraham. Fue por esta promesa y fidelidad que fuimos alcanzados por el AMOR DE DIOS. Somos hijos de Abraham en creer (por la fe) en Jesús.

La respuesta de Abraham a un desafío de Dios era la CONFIANZA y la FE. Aun cuando Dios lo llevó hasta el límite de estas dos cosas y le pidió que sacrificara a su hijo amado, el hijo de la promesa, él no dudó en obedecer. Seguro que nunca en su vida pensó en renunciar a un hijo, pero decidió confiar en los planes y proyectos de su Señor. Y como siempre Dios no ha fallado, le dio el cordero segundos antes de que él llevara a cabo la orden de Dios.

Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara.  Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia.  Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. (Romanos 4:18-25).

 ¡Cómo amo a este Dios! Por eso confío, por eso no temo no soñar mis sueños, ni realizar mis planes.

Nuestro Dios es un Dios de provisión. ¡Y Él proveerá todo lo que necesitamos! ¡Sólo tienes que confiar y OBEDECER!

VIDEO – Eyshila – Deus Provererá   


Nenhum comentário:

Postar um comentário

O QUE VOCÊ ACHOU?