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18 de junho de 2013

Es Mejor Ser 2 que 1

Esta historia fue la segunda idea que tuve para mi blog, pero cada vez me planeaba a escribirla otra idea venía, otra historia y nunca la escribía. Creo que Dios lo hizo a propósito para que yo pudiera escribir con más convicción, porque hace unos meses experimenté algo muy especial.

Estoy casi segura de que al leer el título pensaste que escribiría algo acerca de mi matrimonio, ¡pero voy a hablar de amistad! Me gusta usar este versículo en Eclesiastés 4:9-12 para hablar sobre amistad: Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! Por supuesto que nuestro mayor y mejor amigo debe ser Jesús, porque Él es el único que no nos defrauda, porque Él es perfecto y justo. Elegir ser amigo de Dios es lo mejor que podemos hacer. Es una decisión que no trae arrepentimiento, ni frustración. Sin embargo, nuestro Creador nos enseña en Su Palabra que no fuimos hechos para vivir solos, hay muchos versículos importantes que afirman la necesidad de compartir tiempo con los demás.


La persona más cercana a mí a quién cuento todos mis problemas, a quién pido consejos y divido todo,  es mi marido, nuestra amistad es algo muy especial para mí, ya que en realidad ella existe. Pero también sé que necesito compartir tiempo con otras personas para que ellas me ayuden a caminar y me corrijan cuando sea necesario.

Pero vamos a empezar del inicio, ¿no?

Yo fui una niña muy tímida, era muy retraída y me aislaba un montón de los otros niños, se buscaba compañía, buscaba estar cerca de un adulto. Recuerdo muy claramente que no tenía ningún amiguito, jugaba sola en el recreo y casi no hablaba. Mi profesora incluso llamó a mi madre para decirle que estaba preocupada, que era una muy buena estudiante, pero no me relacionaba con nadie en la escuela y si yo me acercaba a alguien era a ella. No sé por qué actuaba así y no tuve ninguna amiga hasta el quinto grado de primaria, ahí ya tenía unos 11 o 12 años. Recuerdo cada persona que llamé de amigo. En cada etapa de mi vida, después de esta primera amiga, conocí personas muy especiales. Con cada una viví buenos y malos momentos, hicimos cosas buenas y cosas malas, disfrutamos de lo que para mí era "vivir la vida". Pero yo tenía una idea equivocada acerca de la amistad. Pensé que la gente siempre tenía que adaptarse a mí y no yo a ellas, quería tener buenos amigos, pero no entendía que tenía que ser una buena amiga también. Tuve varios amigos (varones) también. Amistad de verdad, de estas que incluso cuando las circunstancias nos separan, ya que él tenía que ir a vivir a otro estado (y eso pasó más de una vez) pasamos meses intercambiando correspondencia y manteniendo contacto. Con el facebook todo se hizo más fácil.

Para mí todo tuvo un cambio significativo en lo que es ser y tener amigos cuando terminé la secundaria. En mis últimos tres años de escuela hice buenas amistades que duran hasta hoy, y fue también durante este período que conocí a Érico, fue un momento muy importante de mi vida, pero cuando estos mágicos tres años llegaron a su fin, los cambios inevitables de la vida llegan. Al finalizar esta etapa de la vida se crea nuevas expectativas de cómo será la universidad, cómo serán mis nuevos compañeros y tantas otras cuestiones. La separación es casi inevitable. En este mismo período, Dios me pidió otro gran cambio. Asistía y servía a Dios en la iglesia donde estaba mi familia, he estado allí desde mi infancia. Pero el Señor tenía otros planes para mí y me mostró claramente que debería cambiar de iglesia. Yo sabía que sería muy difícil de la gente creer que eso era algo que venía de Dios porque era la iglesia que era Érico estaba y todo el mundo, incluyendo a mi madre, pensaba que este deseo provenía de mi corazón y no algo que en realidad era dirigido por Dios. Incluso yo dudé. Hice un propósito con mi madre, de que por un mes las dos oraríamos por este tema y veríamos lo que Dios nos diría por separado. Si ella me dijera que NO yo me quedaría donde estaba. Un mes más tarde, sentí el mismo llamado de cambio, faltaba ver si mi madre había escuchado lo mismo Dios. Me dijo que se dio cuenta de que era la voluntad de Dios y me dio su bendición para irme. ¡Qué alivio sentí! Este cambio fue importante porque fue en esta iglesia que recibí todo mi entrenamiento y preparación para ser misionera. Por supuesto, en ese momento yo no pensaba que esa era la razón, pero me alegré por la oportunidad de crecimiento espiritual, de nuevas oportunidades para servir y para aprender más de Dios y del programa de jóvenes que tiene allí. Pero no seamos ingenuos, todo cambio provoca un enorme estrés. Además de sufrir la presión de ingresar a la universidad, tenía la distancia de los amigos del colegio, el cambio de trabajo, y también el cambio de iglesia. ¡La tensión era grande! En ese momento yo ya tenía unos 20 años, y volví a vivir durante más de un año esta etapa de mi infancia de no tener amigos, Érico era la única persona con la que hablaba por más de 5 minutos. Érico estaba un poco preocupado sobre ese tema y me motivó a hacer nuevas amigas, pero yo, la timidez en persona, la isla humana, no tuve el valor para tomar iniciativas. Entonces me dijo algo especial: ¿Por qué no oras y pídele a Dios que te dé buenas amigas?
                            
Me di cuenta de que en mis muchos años de cristiana nunca había hecho tal oración. Nunca había pedido a Dios que me diera amigos, pedía por los que consideraba amigos, pero es diferente orar y pedirle a Dios que elija a tus amigos. La verdad es que pensé, ¿por qué no pensé en eso antes? ¡Por supuesto que hice la oración! Pero Érico también me advirtió que yo debería estar atenta a las respuestas de Dios y que debería buscar personas madura de la fe para acercarme. Él siempre me dijo que me acercara a su líder de ministerio. ¡Pero no me atreví! Lo que hice fue ofrecerme a ayudar cuando tenía algo de tiempo libre. Hasta que un día que ya no podía soportar la soledad de no tener amigos sinceros con quien pudiera contar aproveché una oportunidad para hablar con ella cuando ella se acercó a mí para darme las gracias por la ayuda que a veces yo daba al ministerio y de frente le pedí que fuéramos amigas. Ella sonrió, me abrazó y me dijo que sería un gusto. Pero yo pensé que era sólo simpatía y no puse mucha fe. Hablamos un par de veces después de eso, pero nada demasiado profundo... ¡Seguí orando y pidiendo verdaderos amigos de Dios! Con la ayuda de Érico Dios me hizo comprender algunas cosas. Primero que debía salir de mi cueva y tomar la iniciativa para ser más amable y no sentarme a esperar que la gente naturalmente simpatizara conmigo. Segundo, que yo debería dar más de mí misma para profundizar las relaciones. Y en tercer lugar que debería permitir que el Espíritu de Dios cambiara algunas cosas en mí para ser una persona más agradable. Me tomé unos meses para digerirlo todo. Érico siempre hablaba con mucho cariño y admiración de su líder, que sería una amiga perfecta para mí, me haría más como Jesús, etc, etc, etc ....

Para los últimos meses del año, la iglesia siempre se prepara para la obra de Navidad, pero este año, el 2004 sería diferente, no tendría la obra, pero cada ministerio tenía que preparar algo y se haría el Mes del Arte Cristiano. Recibí de la líder del ministerio de pantomima (era la ex líder de Érico) la invitación a participar de la obra. Acepté así de frente y vi ahí la oportunidad de poner en práctica todas las enseñanzas que Dios me había dado en respuesta a mi oración. Eso me cambió la vida, Dios abrió todas las puertas para acercarnos y construir confianza entre nosotras. Descubrí la importancia de buscar en Dios amistades sinceras y de acuerdo con Su voluntad. El siguiente año fue el año en que nuestro pastor de jóvenes nos invitó al entrenamiento del liderazgo, y ella y yo participaríamos del mismo ministerio. A través de ella conocí a otra gran amiga y de ahí nació una amistad que vino del corazón de Dios.
                            Me emociona recordar todo lo que vivimos juntas. Fue algo que generó un marco en mi vida, cambió mi visión de mí misma. Nos reuníamos todos los viernes en la casa de una de nosotras para hacer estudios bíblicos, tiempos de oración y por supuesto cosas chicas. Era el mejor día de la semana, lo más esperado. Con amor siempre nos apoyamos y exhortamos. Teníamos lo cuidado y la sabiduría de manejar nuestro tiempo juntas y de estar con otras personas. Recuerdo algo que hacíamos a menudo, era la oración de Daniel, cada una hacia tres peticiones para orar en la próxima semana, separábamos diferente horas del día para orar por cada petición una de las otras. ¡Era increíble!, en una o dos semanas contábamos los testimonios de las respuestas de Dios a nuestras oraciones. Confesábamos nuestros pecados unas a otras y rendíamos cuentas constantemente hasta vencer la tentación. Dios era el centro y su palabra era siempre la base de la forma en que llevamos nuestra amistad. Cuando peleábamos (por supuesto que nos pasaba, no somos perfectas) hacíamos todo lo posible para restaurar nuestra amistad, pues era algo muy valioso para nosotras. Oramos juntas por nuestros futuros maridos y por nuestros ministerios y compartíamos los mismos sueños al respecto. Yo fui la primera en casarme del grupo. Al principio ese cambio fue difícil porque ellas querían que yo me involucrara en el mundo de los casados ​​y yo no sabía cómo ser una mujer casada, jajajajaja ... la adaptación fue difícil, pero dos años más tarde Dios escuchó nuestras oraciones, y las dos se casaron ... y decidieron que sería en el mismo mes yo para recordarnos y celebrar juntas la fidelidad de Dios para con nosotras. Dios respondió a nuestras oraciones y dirigió cada una al ministerio que Él había puesto en nuestros corazones. Una de ellas continúa en nuestra ciudad, pero en una iglesia hija apoyando junto a su esposo el ministerio de adolescentes. La otra Dios envió a otro estado de Brasil para servir a Dios junto a su marido en otra iglesia hija. Y yo estoy en otro país como misionera para servir a Dios y comenzar un nuevo trabajo. Nos separamos en el físico, pero nuestras experiencias juntas fueron tan importantes que nos unen hasta hoy. En septiembre de 2012 se realizó una conferencia en nuestra iglesia en Manaus, en el segundo día del evento nos encontramos después de más de tres años sin vernos. Fue este encuentro que creo que Dios estaba separando para que yo escribiera esta historia con más propiedad. Era como si nunca nos hubiéramos separado, la misma confianza, el mismo amor, la misma admiración, el mismo propósito. Fue muy especial pasar este tiempo con ellas y averiguar que lo que Dios une el hombre no puede separar, y Dios ha unido nuestros corazones a cultivar esa amistad que el tiempo y la distancia no pueden destruir. Nos dimos cuenta de que Dios contestó todas las oraciones que hicimos cuando todavía éramos solteras, cada una está exactamente en el lugar que soñamos  hace ocho años. Yo las amo y siempre les digo que mis hijos van a saber de ellas y ruego para que ellos tengan amistades verdaderas y sinceras, y aprendan a confiar en Dios para escoger a sus amigos.
                            
Después de que vives una experiencia como esta se aprende mucho y decidí dejar que Dios elija siempre a mis amigos... dejé que Dios hiciera los cambios necesarios en mi carácter para ser una persona más agradable y fácil de amar. Mi marido dice que soy una amiga incondicional, no me preocupo por las fallas que un amigo pueda cometer conmigo, decido seguir amando y esforzándome para vivir en paz. Como sé que el amor es una decisión y mi patrón de amor es el amor de Dios (que es incondicional) elijo amar a mis amigos lo más que puedo, aunque no reciba lo mismo. No voy a decir que sólo tengo 2 buenas amigas, ellas me enseñaron a ser una buena amiga y hacer buenos amigos. Hay personas que estoy convencida de que llegaron a mi vida como una respuesta a mis oraciones (sigo haciendo esta oración) para tener amigos conforme el corazón de Dios. Cada uno llegó, llega y llegará a su tiempo para ser usado por Dios para moldearme, porque... “El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre”. (Proverbios 27:17). Mi círculo de amigos no está completo, ya que en cada etapa y en cada momento de mi vida Dios usa a personas distintas para que me ayuden, me confronten y  me amen. Y sé que todos serán inolvidables y especiales, que el tiempo y la distancia no van a destruir.
                            
Te reto a hacer esta oración. Dejes que Dios elija a tus amistades e incluso si las circunstancias lo separan el amor siempre existirá y las experiencias que vivieron con Dios serán un punto de referencia y un altar de adoración a Dios en sus vidas. Eso para mí es amistad, altares de adoración a Dios, la celebración de su fidelidad y amor, son oportunidades para vivir bíblicamente, para bendecir y ser bendecidos, es un bello nivel de amor y entrega. Yo no lo cambiaría por nada y estoy agradecida a Dios por mis amigas hermanas, las amo de verdad y trato de expresarlo siempre que puedo, orando por ellas y demostrando siempre que sea posible.

Vea lo que la Escritura dice en Lucas 16:9 - Por eso les digo que se valgan de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando éstas se acaben haya quienes los reciban a ustedes en las viviendas eternas.

Los amigos son regalos de Dios, son joyas preciosas. Sólo Dios conoce nuestros corazones y nuestras necesidades, por lo que sólo Él sabe las personas que podrán ser el papel de lija y el conforto que necesitas en esta etapa de tu vida. Permita que Él, que es perfecto, hacer lo que es mejor para ti y en ti por su Espíritu y por personas utilizadas por Él.



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