¿Qué Hablas?

Idiomas

18 de junho de 2012

Y Nació Una Canción


Acepté a Cristo a los 14 años de edad, pasé la mayor parte de esta nueva fase de mi vida en el colegio. Confieso que yo no fui el mejor ejemplo durante mucho tiempo, pero parte por falta de madurez, a veces sentía vergüenza decir que era de Jesús. Pero cuando ingresé a la universidad, ya con 22 años, decidí que sería diferente, yo no sería una cristiana 007 y vestí la camisa para defender mi fe en mi ambiente de estudios. Por supuesto que no fue fácil, gané algunos enemigos (profesores ateos), algunos fueron claros y directos en su deseo de ridiculizarme por creer en la Biblia como verdad absoluta. Traté de encontrar el equilibrio entre el respeto a mis autoridades y defender mi fe. Durante mucho tiempo logré  mantener el equilibrio, hasta el día en que un profesor obstinado a dar forma a mi carácter (para no decir "poner a prueba mi paciencia") fue muy insistente en demostrar que yo era una tonta por creer en las "fábulas bíblicas." Conté hasta un millón, traté de responder con cortesía y respeto, pero luego llegué a mi límite y exploté. Me levanté de mi asiento, le di una respuesta del tipo "si no lo crees es tu problema, pero no me molestes", y salí del aula.

Inmediatamente mi mente fue bombardeada por todos los versículos sobre autoridades que yo ya había memorizado, todas las prédicas sobre el tema que yo ya había escuchado y peor aún, que yo había dado un mal testimonio. Me sentí muy mal, yo estaba llorando en el pasillo con una amiga de la iglesia y condenándome por mi actitud inesperada. Me daba vergüenza regresar a clases, pero la verdad es que nadie comentó sobre el asunto después. No sé lo que dijo el maestro después que yo salí de la clase, menos aun lo que todos pensaban de mí ahora. Yo misma me crucificaba. Me fui a casa muy desanimada, el camino de regreso fue exactamente una hora en autobús y éste fue lleno de culpa y vergüenza. Cuando llegué a casa me fui a mi cuarto y empecé a llorar, le pedí perdón a Dios por haber sido tan irrespetuosa y explosiva. Y de repente vino una frase a mi cabeza (... Abro aquí un paréntesis para contar otra historia: Siempre me ha gustado la música, mi sueño era ser cantante, tenía un grupo musical con unas amigas y soñaba con el día en que todos me oirían cantar. La verdad es que sigo siendo una apasionada de la música, pero ya no quiero ser famosa y conocida. A lo largo de mi vida abandoné el sueño de convertirme en una cantante, pero nunca quise sacar la música de mí. Yo canto cuando estoy feliz, cuando estoy triste, ansiosa o simplemente para pasar el tiempo. También escribo cuando estoy muy MUY feliz o MUY triste).

Y de repente vino una frase a mi cabeza: ♫♫♫ Tú no me pides  perfección, sólo quieres mi corazón... ♫♫♫ Cogí un lápiz y papel, me senté en la cama y comencé a cantar y orar. Y de un corazón lleno de arrepentimiento en 30 minutos nació esta canción...


♫♫♫ Alta Fidelidad

Tú no me pides  perfección
Sólo quieres mi corazón
Lo mejor de mí yo te daré
Con todo mi amor yo te serviré...

Él pagó un precio por mí
Compró mis pecados en la cruz
Él me amó con amor eterno,
¡Cómo te amo Jesús!
Tus pasos quiero seguir,
Entregar mi vida por ti
Andar en tus caminos Señor
Esto es lo que más quiero mi Pastor

En Alta Fidelidad, viviré  para ti, mi Señor,
En Alta Fidelidad, te daré todo lo que tengo y lo que soy.

Mi alma en ti confía
Porque yo sé que tú eres un Dios fiel
Voy a perseverar hasta el fin
Hasta que nos encontremos en el cielo
Lo qué Tú quieres de mí es una prueba de amor
Fidelidad sin fin yo te daré mi Señor....

En Alta Fidelidad, viviré  para ti, mi Señor,
En Alta Fidelidad, te daré todo lo que tengo y lo que soy ♫♫♫.

Este acontecimiento en mi vida me recuerda la historia de un pequeño músico  que también era un pastor y luego se convirtió en el rey del pueblo de Dios. Sí, estoy hablando de David, fue llamado un hombre conforme al corazón de Dios, no porque no cometió errores, estamos hablando de un hombre que cometió adulterio, un asesinato, y que no podía disciplinar a sus hijos. Sin embargo, reconoció su dependencia de Dios y que le importaba mucho más estar bien con Dios que mantener la apariencia. Después de haber pecado con Betsabé y de haber matado a su esposo para ocultar su pecado, el profeta Natán vino a confrontar al rey David por sus malas decisiones basadas en emociones y ¿adivinen qué? La respuesta de David fue el arrepentimiento y para registrar este momento de su vida, el rey escribió una canción... (El Salmo 51)

1 Ten compasión de mí, oh Dios,
    conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad,
    borra mis transgresiones.
2 Lávame de toda mi maldad
    y límpiame de mi pecado.
3 Yo reconozco mis transgresiones;
    siempre tengo presente mi pecado.
4 Contra ti he pecado, sólo contra ti,
    y he hecho lo que es malo ante tus ojos;
por eso, tu sentencia es justa,
    y tu juicio, irreprochable.
5 Yo sé que soy malo de nacimiento;
    pecador me concibió mi madre.
6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo;
    en lo secreto me has enseñado sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio;
    lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
8 Anúnciame gozo y alegría;
    infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu rostro de mis pecados
    y borra toda mi maldad.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
    y renueva la firmeza de mi espíritu.
11 No me alejes de tu presencia
    ni me quites tu santo Espíritu.
12 Devuélveme la alegría de tu salvación;
    que un espíritu obediente me sostenga.
13 Así enseñaré a los transgresores tus caminos,
    y los pecadores se volverán a ti.
14 Dios mío, Dios de mi salvación,
    líbrame de derramar sangre,
    y mi lengua alabará tu justicia.
15 Abre, Señor, mis labios,
    y mi boca proclamará tu alabanza.
16 Tú no te deleitas en los sacrificios
    ni te complacen los holocaustos;
    de lo contrario, te los ofrecería.
17 El sacrificio que te agrada
    es un espíritu quebrantado;
tú, oh Dios, no desprecias
    al corazón quebrantado y arrepentido.
18 En tu buena voluntad, haz que prospere Sión;
    levanta los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
    los holocaustos del todo quemados,
    y sobre tu altar se ofrecerán becerros.

¿Sabes lo que podemos aprender con este pecador? No, no tenemos que convertirnos en músicos. Pero sí podemos dar una respuesta sincera de arrepentimiento a Dios siempre que seamos exhortados por el Espíritu, por la Palabra o por cualquier persona por cualquier pecado que cometemos. Esto hace que nosotros seamos hombres y mujeres según el corazón de aquel que nos llama a vivir una vida santa.

"Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)

¡Ofrece a Dios un corazón arrepentido y agradecido!


2 comentários:

O QUE VOCÊ ACHOU?